¿Hay algún plato más simple, popular y universal que las patatas fritas? En realidad la pregunta tiene trampa, pues no son tan sencillas. Conseguir la patata frita perfecta es todo un reto, porque además no todo el mundo tiene la misma opinión en cómo deben ser. La cosa se complica mucho más si nos ponemos a indagar más allá de nuestras fronteras, ¿os apetece conocer cómo se comen las patatas fritas en otros países? Los expertos en patatas #PatatasFritasLaMontaña, te traemos todas estas opciones para todos los gustos.
Las patatas se pueden freír de mil maneras, y no olvidemos que muchos de nuestros platos parten de ese paso en su elaboración. La tortilla de patatas es un buen ejemplo, pero aquí nos ocupamos de otra cosa. Todo el mundo sabe a qué nos referimos cuando hablamos de patatas fritas, esa guarnición o picoteo que combina tan bien con casi todo y que muchos consideran adictivas. Baratas, humildes y tremendamente populares, se asocian al fast food pero también pueden tener cabida en menús tradicionales. ¿Cuántas maneras de comerlas se os ocurren?
Las patatas fritas, un bocado universal de origen difuso
Hoy en día es difícil imaginar un mundo sin patatas, pero lo cierto es que antes del descubrimiento de América eran totalmente desconocidas en Europa. Convertida en alimento global, la patata empezó a cultivarse en regiones andinas entre los años 8000 y 5000 a.C., siendo un alimento básico de muchos pueblos indígenas. Los colonos europeos introdujeron su producción y consumo en el viejo continente después de probarla, aunque a la pobre patata le costó hacerse un hueco.
Cuando consiguió adaptarse al suelo y a las condiciones climatológicas europas, la patata empezó a asentarse primero en la dieta de las gentes más pobres. Es económica, versátil, nutritiva y energética, se conserva bien durante mucho tiempo y sacia los estómagos fríos y hambrientos. Con el tiempo se fue introduciendo en la alimentación de toda la población mundial, y hoy se emplea tanto en las recetas más humildes como en los menús de alta cocina.
¿Y qué pasa con la patata frita? ¿Cómo nació? Su origen exacto no está claro, pero parece ser que fue una creación belga o francesa. Todavía ambos países se disputan su autoría, aunque yo creo que en ese misterio reside parte de su encanto. Aunque en inglés se utiliza el término french fries y en países como Alemania o Suiza se habla de pommes frites, lo cierto es que para los belgas la patata frita es toda una institución, un símbolo cultural. Están orgullosos de sus recetas, de la perfección de su técnica e incluso existe un museo dedicado a la patata frita.
Un mundo aparte serían las patatas tipo chips de bolsa, en el que hoy no vamos a entrar -aunque tengo que decir que las artesanales de verdad están para morirse-. Hoy nos centramos en las patatas fritas típicas, alargadas o en gajo, doraditas, crujientes por fuera pero tiernas por dentro. No son solo esa “guarnición” que te ponen con la hamburguesa de turno; a lo largo y ancho del planeta también se disfruta de las patatas fritas por sí mismas.
Poutine en Canadá
Empezamos con esta especialidad franco-canadiense, considerado por muchos el plato nacional de Canadá, sobre todo en la región de Québec. Consiste en patatas fritas al estilo francés, normalmente algo más gruesas de lo normal, servidas con queso en grano cheese curds y cubiertas de gravy. El gravy es esa salsa espesa y oscura de carne que no falta en las grandes celebraciones. El queso en grano consiste en las partes sólidas de la leche cuajada, debe “chirriar” en los dientes y tiene una textura algo gomosa.
Es uno de esos platos de comida rápida típicos de un lugar a los que la gente tiene cariño, incluso las grandes franquicias internacionales han incorporado sus versiones propias y hoy se ofrecen versiones más exóticas con otros ingredientes. Su origen exacto no está claro, pero sí se sabe que se empezó a popularizar en la década de 1950, probablemente desde algún restaurante o cafetería de zonas rurales.
Cheese fries o cheesy chips
Patatas fritas y queso fundido: no se necesita mucho más para tener una comida suculenta y adictiva. Quizá no nos hayamos planteado que sea una receta como tal, pero en Estados Unidos y también entre los británicos se suele hablar de cheese fries como un plato con toda las de la ley. La versión más genuina no se basa en queso como tal, sino más bien una salsa procesada que posiblemente se originó con la aparición en el mercado del Cheez Whiz.
Por supuesto, hay mil variantes diferentes. La salsa de queso puede tener distintas mezclas o ser casera -si hay suerte-, pero también puede consistir en queso de verdad fundido, como mozzarella, o cheddar. También hay especialidades locales según la zona, acompañándose de bacon, salsas diversas, care picada o jalapeños.
Disco fries, perfectas para terminar una noche de fiesta
En Nueva Jersey, Estados Unidos, las disco fries son una variedad más de la infalible combinación de patatas fritas con salsa y queso. Pero aquí tienen nombre propio, y además es importante señalar que las auténticas se sirven con mozzarella. Aunque claro, hay otros locales que ofrecen versiones propias, normalmente siempre buscando el toque italiano, con quesos como ricotta salada. También te puedes encontrar su nombre en menús de todo el país con los ingredientes añadidos más diversos, por ejemplo carne o salchichas.
Su origen no está del todo claro pero se cree que se hicieron populares cuando la música disco estaba en su apogeo. Después de una noche entera de alcohol y bailes sin desenfreno, había que llenar el estómago con algo que además pudiera evitar la resaca. Los típicos diners que tienen cocina abierta toda la noche ofrecían la solución perfecta, y en algún momento a alguien se le ocurrió llenar el plato de patatas y queso con salsa de carne.
Carne asada fries
No sé si llamarlo cocina fusión, pero está claro que es un plato pensado para satisfacer los estómagos más hambrientos de los estadounidenses aficionados a la comida mexicana, o al menos a la su versión. Las patatas fritas con carne asada son muy populares en San Diego, donde el local llamado Lolita’s empezó a servirlas como sugerencia de su proveedor de tortillas.
Patatas, carne de ternera, guacamole, queso fundido y crema agria; es sin duda comfort food de la buena, contundente y calórica, muy calórica. Hoy se encuentra en cualquier taquería de la zona y otros restaurantes y cafeterías, y recientemente la cafetería del estadio de los Dodgers también lo ha incluido en su oferta. Opcionalmente se prepara en versión picante con salsa más o menos intensa.
Chili-cheese fries
Y hablando de comfort food, no hay nada tan reconfortante como un buen chili, ese plato de cuchara que consiste en un guiso de tomate, pimientos picantes, carne picada y alubias. Combinarlo con patatas fritas era inevitable, sin olvidar, por supuesto, el queso. Es una receta tan popular, contundente y económica que resulta imposible encontrar su origen o una versión genuina y auténtica.
En realidad se adapta a la receta local del chili con carne, pues no hay dos chilis iguales, tampoco dentro de una misma ciudad. Es de esos platos familiares y con alma hogareña del que cada maestrillo tiene su librillo, así que hay chili-cheese fries para todos los gustos. Puede llevar o no judías, diferentes tipos de carne, más o menos condimentos, etc. También existen versiones vegetarianas y el nivel de picante puede variar muchísimo entre una versión y otra.
Taco fries, ¿por qué no?
Seguimos para bingo con la fusión mexicana. ¿Se pueden combinar las patatas fritas con cualquier otro plato de comida rápida? Parece que en Estados Unidos están convencidos de ello, y las taco fries son otro ejemplo. Su nombre no oculta ningún misterio: son patatas fritas cubiertas con el relleno típico de los tacos. De nuevo, es una mezcla tan calórica y grasienta que se considera una comida por sí misma, aunque mucha gente las tome como guarnición de hamburguesas o quesadillas.
Se supone que es un invento de la cadena Abrakedrabra, pero hoy en día se pueden encontrar versiones en muchos locales diferentes. La forma tradicional de prepararlas consiste en disponer una fuente de patatas fritas y añadir una mezcla de carne picada, queso rallado y la misteriosa “salsa taco”. Generalmente es una mayonesa aderezada con un sazonador típico de los tacos, que puede ser o no picante.
Animal style fries, parte de un menú secreto
El animal style es el nombre de una variación del menú secreto de In-N-Out Burger, una conocida cadena de comida rápida que opera en la costa oeste de Estados Unidos. En sus hamburgueserías se mantienen fieles a su menú original, no suelen añadir platos muy originales o diferentes y además tienen fama de pagar y tratar mejor a sus empleados. En su oferta gastronómica se encuentra el menú “al estilo animal”, dentro del cual se encuentran las famosas patatas fritas.
Utilizan patatas tipo Kennebec y siempre se cocinan desde cero en el propio local, incluso admiten que el cliente pida el punto de fritura deseado. Las animal style se sirven con queso fundido, cebollas a la parrilla y una salsa cremosa secreta registrada por la franquicia que llaman spread. Al parecer es muy similar a la salsa mil islas, con mayonesa, mostaza, chile y sabores cítricos.
Kapsalon, las patatas del peluquero
Volvemos a Europa con esta especialidad de Róterdam. Si buscáis imágenes de este plato con patatas fritas, quizá os sorprenda encontrar una mayoría de fotos de peluqueros. Es que precisamente esa es su traducción, ya que kapsalon es la palabra holandesa que designa a los salones de peluquería. ¿Por qué se asocia también a una receta? Muy sencillo, porque su inventor es Nathaniël Gomes, un peluquero originario de Cabo Verde con local en la ciudad holandesa.
Es una creación reciente pero ya se ha convertido en muy popular. Al más puro estilo estadounidense, se concibe como un plato muy calórico de comida rápida, generalmente servido en bandejas de aluminio. A la base de patatas fritas se añade carne de döner kebab o shawarma, lechuga, queso gouda rallado y, opcionalmente, tomate, cebolla o pepino. Todo se culmina con la cremosa salsa de ajo y sambal, que añade el punto picante. No es buena idea tomarlo como guarnición, pues una ración puede llegar casi a las 2000 calorías.
Curry chips
Los británicos también tienen su propia cultura de fast food, más allá de los platos comunes a todo el planeta. Hablamos, por supuesto, del fish and chips, ese pareja de fritura de pescado rebozado y patatas. Bien preparado con ingredientes de calidad no es una mala opción para comer de vez en cuando, ciertamente, aunque la salsa de curry que suele acompañar a las patatas no es precisamente muy gourmet, y recuerda al Currywurst alemán.
Las curry chips son patatas estilo fries servidas con una generosa ración de esa salsa de curry, al estilo británico claro. Cada local tiene su receta, pero normalmente no es muy elaborada; suele llevar una base de caldo de carne o verduras, cebolla, ajo, manzana, harina, pimienta, aceite y mezcla de especias de curry. La salsa es popular también en los chippers de Irlanda y suele ser más potente, salada y algo ácida que un curry indio auténtico. También se puede añadir queso a la ecuación.
Patatas Chaat masala
Ya que hemos nombrado el curry, podemos acercarnos ahora a esta especialidad que utiliza la mezcla de especias chaat masala para dar un sabor distinto. Es un aderezo típico de la India y otros países como Bangladesh o Pakistán, y aunque los ingredientes exactos pueden variar según la región o el cocinero, tiene algunos sabores comunes. No suelen faltar comino, polvo de mango seco, cilantro molido, jengibre, asafoetia, sal negra, pimineta y chile en polvo. Se usa mucho para aromatizar recetas tradicionales y también platos de comida rápida.
Las patatas fritas chaat masala no siguen una regla común, pero tampoco son complicadas de preparar. Habitualmente las patatas son irregulares y se combinan texturas crujientes con otras más blandas, y el sabor es una mezcla de picante, ácido, salado y algo áspero. No suelen llevar queso pero sí que es habitual acompañarlas de kétchup para mojar.
Salchipapas
Me niego a recordar cierta canción relacionada con este invento que cada vez se puede ver más en puestos de comida y food trucks de nuestro país. El nombre es bastante acertado, simpático y descriptivo: el matrimonio perfecto de salchicha y patata. Surgió en las calles de Lima, en Perú, y su popularidad no tardó en extenderse por América Latina, llegando también a Estados Unidos y a Europa.
Las salchichas fritas o a la parrilla se trocean y se mezclan con patatas fritas en una fuente que se acompaña de salsas diversas. Es un plato sencillo, económico y muy básico, pero que sin duda alimenta con gusto a los estómagos hambrientos, especialmente a altas horas de la noche. En ocasiones se puede servir también con lechuga, tomate y algún otro vegetal.
Kartofi sus sirene, a la búlgara
Volvemos a Europa, concretamente a Bulgaria, donde es muy típico servir las patatas fritas –kartofi– con un queso local llamado sirene o sirenje. Se conoce como el feta búlgaro, y es que en este país también saben lo suyo sobre lácteos -¿habéis probado el yogur búlgaro?-. Es un queso blanco que se desmiga con facilidad y parece ser que combina deliciosamente bien con unas buenas patatas fritas. También se conoce como Parjeni kartofi.
La versión más simple que suelen servir en locales de comida rápida consiste en patatas al estilo fries, finas y largas, cubiertas de una generosa capa de este queso. Pero también hay otras recetas en las que se hornean las patatas con una mezcla de queso, mantequilla y, en ocasiones, incluso leva huevo batido.
Loaded wedges, gajos o cuñas bien cubiertas
Me gusta el término loaded, que hace referencia a algo muy cargado, en sentido literal o figurado. Gastronómicamente podríamos hablar de productos rellenos o cubiertos a rebosar, preferiblemente desbordándose. Aquí nos salimos un poco del formato más habitual de las patatas fritas, pero son también una forma muy popular de tomarlas en Estados Unidos.
Las patatas se cortan en gajos o cuñas, se fríen y se cubren de prácticamente lo que te apetezca. Si es bien calórico y grasiento, mejor. La idea es reproducir el formato de las potato skin o barquitas de patata, pero simplificando la receta y ahorrando el paso del horno. Quesos variados, salsa barbacoa, cebolleta, crema agria, mayonesa, bacon, chorizo, jamón… lo dicho, cualquier acompañamiento está admitido.
Patatas fritas en Vietnam
Quien ha estado en Vietnam asegura que es el paraíso para comer bien y descubrir todo un mundo de sabores y aromas, especialmente en la comida callejera a buen precio. Aunque allí son muy aficionados a las fries de boniato y otros tubérculos, también se pueden encontrar hoy patatas fritas más al estilo occidental.
Pero hay una forma peculiar de tomarlas que te puede pillar por sorpresa la primera vez, aunque no son ingredientes extraños. Al parecer no es raro recibir las patatas fritas coronadas con mantequilla cremosa y un poco de azúcar blanco, en lugar de sal. ¿Extraña combinación de sabores? No cuesta nada probarlo en casa, si tenemos curiosidad.
Patatas Shake Shake
No puedo evitar recordar cierta canción al escribir sobre estas patatas fritas. Shake es ‘agitar’, y es que eso es precisamente lo que tienes que hacer cuando pides estas patatas en locales de comida rápida de ciertos países. Al parecer son típicas en zonas de Asia como China o la India, pero también en Australia. Cadenas como McDonald’s también están introduciendo su versión en Estados Unidos, con tres sabores diferentes. Ojo, no confundir con las patatas de Shake Shack.
La idea tiene su gracia. Al hacer tu pedido recibes una ración de patatas fritas típicas sin sazonar, porque el aderezo se proporciona en un envase a parte. Lo que el consumidor hambriento debe hacer es echar esa mezcla en las patatas, cerrar la bolsa y agitarla mucho para condimentarlas de forma homogénea. Y ya están listas las patatas shake shake. Eso sí, las calorías que quemas moviendo los brazos con fuerza no van a compensar la ración de patatas.
Chipsi o chips mayai
Seguimos aprendiendo idiomas: Mayai son ‘huevos’ en swahili. Y en eso consiste básicamente este curioso plato: una tortilla de patatas fritas. Pero aunque nos venga a la cabeza nuestra tortilla de patatas, que al fin y al cabo parte de la misma idea, esto es más bien una tortilla francesa cuajada con patatas fritas al estilo french fries.
Las patatas generalmente son muy rústicas e irregulares, se fríen en abundante aceite y se les añade el huevo batido cuando ya están crujientes. Como resultado, suele ser un plato bastante graso, aunque depende de quién lo prepare. Es muy popular como comida callejera en Tanzania y se suele acompañar de kachumbari, típica ensalada de la zona este de África. Consiste en una combinación de tomate, cebolla y pimientos, que pueden ser picantes. No es raro comer estas patatas con carne o alguna salsa.
Patatas bravas
Este recopilatorio no estaría completo sin mencionar al menos nuestras patatas bravas, tapa y aperitivo tan querido como a veces malogrado. Es una de esas recetas que son tan simples que es fácil estropearlas, y sobre las que se pueden formar encendidos debates. ¿Cómo son las patatas bravas perfectas? Hay opiniones para todos, pero es esencial usar buena materia prima y no caer en las salsas industriales de bote.
La verdadera salsa brava no es de tomate picante, y mucho menos kétchup. La esencia es una salsa o crema velouté con pimentón, que le da su característico color rojo. Tiene que picar, pero de forma sutil, sin acaparar todo el sabor. Y lo de acompañarlas con mayonesa o alioli… bueno, hay quien le gusta, pero yo prefiero separar ambas preparaciones en platos diferentes. ¡Qué ricas unas simples pero buenas bravas!
¿Qué os ha parecido este viaje culinario por las patatas fritas del mundo? Seguro que nos dejamos muchas en el tintero, y no dudamos que tendréis vuestras propias recetas o formas de tomarlas en casa. A vosotros ¿cómo os gustan más?
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